¡SSSSSS! Silencio, silencio...

¡SSSSSSSSSSS! Hoy os vamos a contar algo que nos ha pasado en el cole del Dragón, pero de manera más silenciosa y en voz más bajita. Enseguida lo entenderéis todo.

Una de las cosas que más nos gustan al llegar al cole es pasar a la clase y encontrarnos con alguna sorpresa, alguna novedad o algo que se salga de lo normal. Hoy hemos tenido la fortuna de recibir una nueva visita: a la señorita S. Por eso estamos hablando tan bajito, porque la señorita S es la guardiana del silencio en el País de las Letras.

Ya ni nos acordamos quiénes han sido los primeros en darse cuenta de que la S estaba colgada del proyector de la clase. El profe ni se había dado cuenta. Eso es que mira más hacia el suelo que hacia el techo cuando camina. Nosotros en cuanto vemos algo, lo decimos muy entusiasmados. El que no se entere es porque está ciego y sordo. Como el profe estaba ocupado, le ha pedido a Mariola que rescatase a la señorita S de las alturas; pero Mariola, incluso colocando una silla, no alcanzaba. Demasiado alta. El duende Pepillo, que es quien seguro la colocó ahí, puede volar gracias al Arco Iris que le sale de la espalda y del culete. Así cualquiera.

Al final, hemos tenido una buena idea. Volar no podemos, saltar tan alto tampoco, poner muchas sillas juntas, unas encima de las otras es peligroso; pero pedir ayuda a alguien más alto que nosotros sí puede servir. Entre el profe y Mariola eran tan altos como para poder rescatar a la señorita S. Eso sí que se llama trabajo en equipo.

Después del gran rescate, Mariola se ha ocupado de acompañar a la S mientras que hacíamos otras cosas. Primero hemos repasado el cuerpo minúsculo de la S con nuestro dedo. Es fácil de hacer, y hemos comprobado que en la carretera o caminito donde se meten todas las letras, no sobresale ni por arriba ni por abajo. El panadero P sí que asoma por abajo, y el lechero L sobresale por arriba. Pero las 5 vocales, la señora M y la S, cuando son minúsculas, se quedan dentro del caminito, sin asomar fuera ninguna parte de sus cuerpos.

Después el profe nos ha contado la historia de la señorita S, la guardiana del silencio. Todo empezó un día que llegó el circo al País de las Letras. Era tal el ruido y el jaleo que había, que el rey U ordenó que alguien se ocupase de pedir silencio cuando todo el mundo trabajase; porque en silencio, como todos sabemos, se trabaja mejor. La encargada de pedir silencio fue la señora S, porque ya hablaba de la siguiente manera: "SSSSSSSSSSSSS".

Hoy no hemos escuchado ni visto su canción, pero la vamos a poner en el blog para tenerla a mano siempre que nos apetezca escucharla.

Con la S se pueden hacer muchísimas palabras cuando otras letras le dan la manita:

Si la S le da la manita a la A, podemos decir SA, de SACAPUNTAS.

Si la S le da la manita a la E, podemos decir SE, de SEÑORA.

Si la S le da la manita a la I, podemos decir SI, de SILLÓN.

Si la S le da la manita a la O, podemos decir SO, de SOPLIDO.

Y si la S le da la manita a la U, podemos decir SU, de SUERTE.

¡Y AÚN HAY MUCHÍSIMAS MÁS PALABRAS QUE SE PUEDEN FORMAR! ¡Uy!, perdón, que hemos prometido hablar bajito, que la S nos regaña si hacemos ruido.

Hoy tenemos una sorpresa muy bonita para todos. Hace ya unos cuantos días que nuestro querido amigo, David Ilie, se marchó a Polonia, el país natal de su mamá. Nosotros pensamos que David en Polonia tendría mucho frío, y que estaría rodeado de montones de nieve. Pero hemos recibido unas fotos de él, y a lo mejor no está pasando tanto calor como nosotros, pero está claro que tampoco está muriéndose de frío. Menos mal, nos alegramos mucho por él, y por ver que se lo está pasando en grande jugando en castillos hinchables y pedaleando en su bici. ¡Te echamos de menos David!

Ayer el reto fue un problema de matemáticas. Había que saber cuántos añitos le faltarían a Marta para hacer 9, contando con que ayer hizo 5. Para sacar la solución había que contar desde 5 en adelante, hasta llegar al 9: seis, siete, ocho y nueve. Eso hace un total de 4 añitos más para llegar a los 9 años. Marta, Ana y Javier resolvieron el dilema, pensando un ratito y dándole al coco. ¡Enhorabuena compis!

Hoy toca dedicarle el reto a la señorita S. En clase ya sabemos que tienen la S en su nombre Carlos y Jesús, bueno, y José Enrique también. Ahora debemos buscar la S en nuestros apellidos, en los nombres de nuestros familiares... ¡dónde sea! A ver si la S es una letra muy común entre nuestros seres queridos. ¡A la búsqueda de la S!